Wednesday, August 02, 2006

Sueño 765

Voy a una biblioteca a estudiar con unas amigas. No es la primera vez que acudo a esta misma sala pero está cambiada. Ahora han dejado más espacio para colocar mayor número de pupitres. Entro la primera. No sé dónde colocarme, hay un montón de sitios libres. Espero a que entren las demás, para que elijan ellas y yo seguirlas. Lo cierto es que no me gusta mucho no tener personalidad propia para elegir yo misma. Hacen levantar a un par de chicas para pasar al sitio que han escogido. Cuando éstas están a punto de sentarse les pido que sigan de pie para pasar yo. Me siento como una pardilla. Alguien entra en la biblioteca para anunciarnos que hay una revuelta estudiantil importante y que lo mejor será que desalojemos el edificio. Por la puerta será difícil porque ya está tomada así que será mejor que lo hagamos por las ventanas. Nos apresuramos hacia ellas. Consigo salir sin dificultad pero me queda la bolsa con un mantel que estoy cosiendo. Le pido a una compañera muy estudiosa del colegio que me la alcance; a cambio la ayudo a salir junto con Laura. La calle está infestada de grupos de personas ataviadas con trajes de procesión azul clarito. La revolución estudiantil tiene algo que ver con la religión. Una de las que está conmigo lleva uno de esos trajes. Pienso que lo mejor es no llevarlo para no meterme en líos. Tengo miedo, cualquiera puede pararnos y hacernos algo. Deseo pasar inadvertida y evitarme problemas. Vamos por calles poco transitadas. Llegamos a una casa que no conozco; es antigua, y las escaleras del portal son de madera. Allí está mi madre. Le comento la movida que hay en la calle. Parece preocupada hasta que le digo que la religión es el motivo de la reyerta. En la calle se corre mucho peligro, será difícil salir de la ciudad. Hay una posibilidad de escapar: en un carro. Estamos en la Edad Media, por eso no existen medios más modernos. El carro está preparado para albergar a niños. Todo está planeado, saldremos a la calle para confundirnos entre la gente, los niños harán que juegan y correrán hacia el lugar donde se encuentra el carro. El espacio es escaso, vamos todos muy apretujados. Sentado en un escalón más abajo está un amigo de mi ex. Lo agarro amablemente por detrás sin importarme que piense que tengo algún interés en él. Cuando el carro se pone en marcha compruebo que tengo más espacio, lo suelto hasta con un poco de desprecio maravillándome yo misma del valor que demostré al no importarme sus sentimientos. En el carro descubro algo anacrónico, se trata de unas gafas de sol pastilleras que lleva uno de los ocupantes. Resulta que estamos rodando una película. Tengo una boda, no llevo ropa elegante en la maleta y mi pelo está sucio de tres días. Me desespero, rebusco bien hasta encontrar un traje de mi madre color hueso que me queda enorme. Me vendría bien un cinturón pero no lo tengo; al menos sí llevo varios pares de medias en la bolsa. Me pongo unas que resultan estar completamente despellejadas. No me sirven, cogeré otras. Entra mi ex en el baño donde me estoy cambiando. Siento fuertes deseos hacia él. Cierra el pasador de la puerta. Segundos después le pido que vuelva a abrirla; hay más gente entrando y saliendo y no quiero que se enteren de lo que estamos haciendo a pesar de apetecerme mucho acostarme con él. Reprimo mis deseos.

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