Friday, September 08, 2006

Sueño 111

Estoy embarazada. Mi barriga es grande, nada menos que de seis meses. Cuando la toco siento al niño. No me siento feliz porque sé que no es el momento de tenerlo. No me enteré hasta hoy que estaba en estado. Pienso que siendo madre soltera queda asegurada la permanencia de mi apellido una generación más. No estoy segura de quién puede ser el padre y concluyo que tiene que ser mi gran amor de los 15 años, sin embargo tengo pensado criarlo yo sola. Al niño lo veo y lo siento, todavía no está formado, es pequeño y mi barriga se quita y se pone. A mí no me gusta sacármela, me gusta llevar al niño siempre conmigo y que crezca en mi vientre. Mi hermana lo coge e intenta ponerlo de pie pero yo no le dejo porque pueden quedarle las piernas torcidas. Tengo mucho instinto de protección con él. No lo deseo pero lo quiero más que a mi vida.

Wednesday, August 02, 2006

Sueño 765

Voy a una biblioteca a estudiar con unas amigas. No es la primera vez que acudo a esta misma sala pero está cambiada. Ahora han dejado más espacio para colocar mayor número de pupitres. Entro la primera. No sé dónde colocarme, hay un montón de sitios libres. Espero a que entren las demás, para que elijan ellas y yo seguirlas. Lo cierto es que no me gusta mucho no tener personalidad propia para elegir yo misma. Hacen levantar a un par de chicas para pasar al sitio que han escogido. Cuando éstas están a punto de sentarse les pido que sigan de pie para pasar yo. Me siento como una pardilla. Alguien entra en la biblioteca para anunciarnos que hay una revuelta estudiantil importante y que lo mejor será que desalojemos el edificio. Por la puerta será difícil porque ya está tomada así que será mejor que lo hagamos por las ventanas. Nos apresuramos hacia ellas. Consigo salir sin dificultad pero me queda la bolsa con un mantel que estoy cosiendo. Le pido a una compañera muy estudiosa del colegio que me la alcance; a cambio la ayudo a salir junto con Laura. La calle está infestada de grupos de personas ataviadas con trajes de procesión azul clarito. La revolución estudiantil tiene algo que ver con la religión. Una de las que está conmigo lleva uno de esos trajes. Pienso que lo mejor es no llevarlo para no meterme en líos. Tengo miedo, cualquiera puede pararnos y hacernos algo. Deseo pasar inadvertida y evitarme problemas. Vamos por calles poco transitadas. Llegamos a una casa que no conozco; es antigua, y las escaleras del portal son de madera. Allí está mi madre. Le comento la movida que hay en la calle. Parece preocupada hasta que le digo que la religión es el motivo de la reyerta. En la calle se corre mucho peligro, será difícil salir de la ciudad. Hay una posibilidad de escapar: en un carro. Estamos en la Edad Media, por eso no existen medios más modernos. El carro está preparado para albergar a niños. Todo está planeado, saldremos a la calle para confundirnos entre la gente, los niños harán que juegan y correrán hacia el lugar donde se encuentra el carro. El espacio es escaso, vamos todos muy apretujados. Sentado en un escalón más abajo está un amigo de mi ex. Lo agarro amablemente por detrás sin importarme que piense que tengo algún interés en él. Cuando el carro se pone en marcha compruebo que tengo más espacio, lo suelto hasta con un poco de desprecio maravillándome yo misma del valor que demostré al no importarme sus sentimientos. En el carro descubro algo anacrónico, se trata de unas gafas de sol pastilleras que lleva uno de los ocupantes. Resulta que estamos rodando una película. Tengo una boda, no llevo ropa elegante en la maleta y mi pelo está sucio de tres días. Me desespero, rebusco bien hasta encontrar un traje de mi madre color hueso que me queda enorme. Me vendría bien un cinturón pero no lo tengo; al menos sí llevo varios pares de medias en la bolsa. Me pongo unas que resultan estar completamente despellejadas. No me sirven, cogeré otras. Entra mi ex en el baño donde me estoy cambiando. Siento fuertes deseos hacia él. Cierra el pasador de la puerta. Segundos después le pido que vuelva a abrirla; hay más gente entrando y saliendo y no quiero que se enteren de lo que estamos haciendo a pesar de apetecerme mucho acostarme con él. Reprimo mis deseos.

Thursday, July 06, 2006

Sueño 744

Busco un atajo. Me meto en un mercado que prácticamente ha cerrado y que más bien parece un laberinto. No es la primera vez que paso por allí. Sé que en parte es una locura atravesarlo, pero me armo de valor y decido cruzar. En principio todo va bien, elijo las puertas correctas, voy avanzando. Llego a un punto donde la salida está en el suelo, pero no me atrevo a meterme por allí: está demasiado oscuro, no sé qué me encontraré o si será el camino adecuado; temo toparme con algún violador o algo por el estilo. Busco a alguien a quien preguntar. Unas chicas pertenecientes al mercado me indican la salida correcta. No era la que pensaba: esta se encuentra en la pared tapada con varias colchonetas. La que he de destapar es la amarilla. Lo hago. Voy a dar a un colegio, y un profesor me pide que lo espere para indicarme la salida. No me apetece esperarlo pero ningún alumno me ayudará si no lo hago. Al poco rato aparece vestido de calle; debe de ser un cura. Me uno a un grupo de alumnos. Hay gente patinando: les comento que me alegro mucho de que los chicos patinen porque es algo realmente divertido. El profesor, que ya es alumno, lleva patines y hace piruetas para impresionarme. Casualmente yo también llevo patines, así que me los calzo y salgo a patinar por el patio. Hay zonas de suelo rugoso donde resulta complicado deslizarse. Hace mucho que no lo hago y me cuesta mantener el equilibrio. Cojo velocidad, tanta que me llevo una portería de fútbol por delante. Todos ríen. Vuelvo con ellos: es hora de marchar. No sé si sacarme los patines, si será peligroso ir por la calle con ellos.

Sunday, June 18, 2006

Sueño 259

Mi hermano me llama para que le ayude con un toro que hemos de meter en algún sitio. Es muy peligroso y hay que tener mucha experiencia en el asunto. Ya lo hemos hecho más veces, es algo que hace todo el mundo. Estamos en un bosque; el toro va por un camino mientras nosotros nos ponemos a salvo. Tenemos que conducirlo a alguna parte. Llegamos a un lugar donde hay una caseta de madera: es nuestra salvación. Yo me adelanto, quiero meterme allí cuanto antes pero primero tengo que esquivar al toro. Me adentro en la finca y viene hacia mí. Podré salvarme si lo agarro por los cuernos. Consigo hacerlo pero curiosamente sólo tiene uno. El toro intenta tirarme pero yo estoy bien agarrada y consigo librarme de él. Me meto en la caseta y espero impacientemente a mi hermano. Tiene que hacer lo mismo que yo pero no confío en que lo logre. Tarda mucho: sin duda el toro lo ha matado. Viene alguien, creo que es mi novio; va a ver al toro que está muerto y me trae un trozo de jamón arrancado de este, el resto se pudrirá. Le pregunto si vio el cadáver de mi hermano y me responde negativamente. Deduzco que no ha muerto, pues de lo contrario el toro seguiría vivo: tuvo que ser él quien lo mató. Más tarde aparece y le echo la bronca por no haberme avisado de que estaba vivo.

Wednesday, March 08, 2006

Sueño 080306

Los que vamos a Turquía a ver el eclipse del 29M nos reunimos poco antes de emprender el viaje en un sitio, en otra ciudad, de allí saldremos hacia el aeropuerto pero aún queda tiempo. Todos vamos vestidos con ropa cómoda. Caminamos tranquilamente, el día es apacible. Bajamos por un camino sin asfaltar de pequeña pendiente; como el camino que va del Wasserfall al lago en Feld am See. Me doy cuenta que no he metido en la maleta ningún calzado de trote, tan sólo llevo mis zapatos negros de diario. De mí sale un lamento que no deja indiferentes a los que me acompañan. Se preocupan por saber cuál es la causa de mi malestar. Me tranquiliza pensar que todavía tendré tiempo de pasar por casa y coger lo que me haga falta, además, tengo que revisar la ropa que llevo porque necesito estar cómoda esos días. Paramos a tomar algo. Yo me ausento del resto de mis compañeros y cuando regreso veo que todos se van caminando como por la Alameda de Santiago, tranquilamente. Me dicen que se van al aeropuerto. Todos llevan sus maletas pero no veo que nadie haya cogido la mía. Tengo que volver al sitio donde estábamos para recuperarla. Nadie parece tener intención de esperarme. La culpa es mía por estar en otro sitio cuando lo normal sería estar todos juntos. Alguien, M7, hace el ademán de acompañarme pero luego decide seguir el camino de los demás. Llego al sitio a mi maleta. En una sala como los barracones de los campos de concentración nazis, hay varias maletas rojas pero todas son más viejas o de formas diferentes a la mía, son de otra gente. Estas maletas van llegando al sitio que es como una estación de autobús. Allí la gente las retira. La mía no está, se suponía que ya había llegado pero por lo visto el hermano de mi ex-jefe, que es un inepto la cogió por hacer un favor, dejándola en su coche y llevándola por error consigo cuando marchó para su casa. Estoy desesperada, necesito mi maleta para poder irme de viaje con los demás. El tiempo transcurre rápido y mi desesperación aumenta progresivamente. Veo a Cristina A. con su marido y su niña, la veo bastante gorda y poco arreglada. Me acerco a ella casi llorando pidiéndole ayuda para recuperar mi maleta. Ella rápidamente sabe a donde tiene que ir y finalmente me confirma lo que ya sabía, que el incompetente del hermano de mi ex-jefe se la ha llevado sin querer. Creo que no tengo forma de recuperarla a tiempo. Me despierto sobresaltada.

Thursday, March 02, 2006

Sueño 852

Me encuentro en un bar acompañada por Max. Hay más gente. Él se va hacia una máquina. Está metiendo sus datos de la visa para jugar en un casino virtual sin límite de gasto. Un camarero, sin saber lo que hace Max, borra sus datos. Yo indignada le digo: ¿eres idiota? El hombre se disculpa. Estoy contenta porque Max está conmigo, sin embargo no me siento segura del todo. Hay un gran edredón del color de Blue Lagoon de Malta. Me sumerjo en él y Max hace lo mismo para abrazarnos bajo el agua pero al no ser real le cuesta venir a mis brazos; no nos encontramos. De súbito estamos nadando en unas aguas que no parecen peligrosas. Tratamos de pasar al otro lado de lo que parece un río pero es difícil. Me doy cuenta de que el agua viene de lluvias torrenciales porque arrastra coches de la ciudad. Le aviso, debemos salir de allí. No he visto las noticias pero llega un grupo de gente a los que pregunto si ha habido muertos. Creo que sí. Max no aparece, está bajo el agua y yo me preocupo. Tratamos de salir de allí. Yo voy a mi apartamento. He perdido los dos móviles y muchas más cosas como la ropa. La habitación está terrible. Ha habido una especie de terremoto y ha quedado como en cuesta, levantada por un lado. Tiene tres camas, dos grandes y una pequeña en el medio que intento recoger para dejarlo todo más ordenado. Aviso a otra gente de cómo ha quedado todo.

Wednesday, February 01, 2006

Sueño 341

Llego con mi madre a una calle donde se está celebrando un encierro como los de los sanfermines. El espectáculo es dantesco, con mucha sangre y gran cantidad de toros muertos. Algunos hombres son cogidos y zarandeados como unos peleles. Nos quedamos perplejas por la monstruosidad de la fiesta. Como los toros no distinguen entre buenos y malos, uno nos ataca. Estoy atenta mientras me zarandea por el aire. Lo cojo por los cuernos para evitar que me empitone y pido ayuda desesperadamente. Me coloco sin soltar al toro en lo alto del portal de una casa donde viví hasta los diez años. Mi madre busca ayuda. Acaricio al toro como si se tratase de un perro con el fin de que se calme pero me muerde, y tengo mucho miedo. Pasa un coche de policía y como no puedo gritar los saludo con el brazo para que vean el peligro que corro. Una agente se da cuenta, pero de todas formas se van, supongo que para buscar ayuda. El toro intenta montarme, siente atracción por mi carne y así no soy capaz de sacármelo de encima. En ningún momento le suelto los cuernos por miedo a que me los clave. Creo que no corro peligro por estar en un alto, pero él se pone derecho y me sobrepasa. Lloro amargamente, estoy aterrorizada. En un momento logro deshacerme de él y me meto en el portal. Mis hermanos están en la ventana pero no ven bien lo que está pasando. Veo que mi madre corre peligro fuera del portal así que abro la puerta para ayudarla. Cometí un error porque el toro me ve y no me da tiempo a cerrarla así que de nuevo peleo con él. Sólo piensa en montarme y yo no dejo de llorar amargamente diciendo: ¡Quitadme a este toro de encima, por favor! Lloro y sufro mucho.