Thursday, July 06, 2006

Sueño 744

Busco un atajo. Me meto en un mercado que prácticamente ha cerrado y que más bien parece un laberinto. No es la primera vez que paso por allí. Sé que en parte es una locura atravesarlo, pero me armo de valor y decido cruzar. En principio todo va bien, elijo las puertas correctas, voy avanzando. Llego a un punto donde la salida está en el suelo, pero no me atrevo a meterme por allí: está demasiado oscuro, no sé qué me encontraré o si será el camino adecuado; temo toparme con algún violador o algo por el estilo. Busco a alguien a quien preguntar. Unas chicas pertenecientes al mercado me indican la salida correcta. No era la que pensaba: esta se encuentra en la pared tapada con varias colchonetas. La que he de destapar es la amarilla. Lo hago. Voy a dar a un colegio, y un profesor me pide que lo espere para indicarme la salida. No me apetece esperarlo pero ningún alumno me ayudará si no lo hago. Al poco rato aparece vestido de calle; debe de ser un cura. Me uno a un grupo de alumnos. Hay gente patinando: les comento que me alegro mucho de que los chicos patinen porque es algo realmente divertido. El profesor, que ya es alumno, lleva patines y hace piruetas para impresionarme. Casualmente yo también llevo patines, así que me los calzo y salgo a patinar por el patio. Hay zonas de suelo rugoso donde resulta complicado deslizarse. Hace mucho que no lo hago y me cuesta mantener el equilibrio. Cojo velocidad, tanta que me llevo una portería de fútbol por delante. Todos ríen. Vuelvo con ellos: es hora de marchar. No sé si sacarme los patines, si será peligroso ir por la calle con ellos.