Tuesday, January 17, 2006

Sueño 773

Una mujer camina delante de mí. Esa mujer soy yo. Me resulta increíble y un tanto extraño poder verla sin que se dé cuenta. Disfruto espiándola. Camina despistada y parece que no lleva un rumbo determinado. Observo que tiene un tipo horroroso, el culo plano y caído. Lleva puesto un pantalón verde que no realza su figura, más bien la empeora. Evito que ella, o sea yo, me vea para poder seguir gozando del placer de observarme. Me apetece ver su cara, necesito más datos. Lo consigo. Me consuela ver que es dulce y que tiene algún atractivo a pesar de estar pálida y con el pelo un tanto salvaje. Para estar segura de que realmente se trata de mí trato de localizar en su rostro mi inconfundible cicatriz. Efectivamente, soy Yo.

Sunday, January 15, 2006

Sueño 114

Creo que me encuentro en un pub pero no lo veo claro. Hay más gente y por allí se encuentra mi profesor de Química Física. Está conmigo. Bebo de una copa y la boca se me llena de diminutos cristales. Los escupo y, tal que se reprodujeran, vuelve a llenárseme la boca de ellos. Temo cortarme: por eso los escupo con cuidado. Se acerca; está preocupado porque no dejo de escupirlos. Nos quedamos solos. Vamos en un autobús con otros chicos muy graciosillos que se bajan en una parada anterior a la nuestra. Bromean con mi profesor, se llevan bien. Me siento cómoda con él, como protegida; pero siento algo raro, no podría explicar de qué se trata. Los dos chicos que bajan quedan colgados de la puerta del autobús y éste arranca. Están locos. Damos un paseo por el casco antiguo de Santiago. Llegamos a una plaza que podría ser la Quintana pero mucho más grande. Al final de ésta hay un inmenso bosque de árboles frondosos de color verde oscuro. El cielo está muy encapotado; la vista es tenebrosa y si vamos por allí sé que el camino será difícil. Le digo que alguna vez llegué hasta este sitio y al ver que estaba así decidí no seguir. Las calles son diferentes a las reales aunque ya he paseado por ellas en otros sueños. Llegamos a su casa. Estamos solos. No es lo que más me apetece. Me abraza pero no me besa la boca: es una norma para él. Sé que lo hace porque le prometió a su mujer antes de morir que jamás besaría a otra que no fuera ella. Estamos en otra casa donde hay más gente y sé que no debemos estar allí. No sé si el que me acompaña sigue siendo él. Le aviso para irnos cuanto antes. Tengo miedo y quiero salir de allí. Cuando comienzo a andar se me engancha el jersey en un arbusto espinoso. No soy capaz de soltarme y me pongo tan nerviosa que con fuerza tiro de él y le hago un tremendo agujero. En el fondo estoy aliviada de haberme soltado aunque por ello haya tenido que sacrificar el jersey.

Thursday, January 12, 2006

Sueño 775

Max está conmigo me siento feliz, sin embargo cierta desconfianza provoca que esta felicidad no sea plena. Me abraza. Su acto me reconforta. Mientras acaricia mi espalda encuentra dos puntos que al ser presionados me producen un intenso dolor que apenas puedo soportar. Le suplico que pare. Una mirada mía que denota desesperación provoca en él cierto arrepentimiento y cesa su tan molesta acción.
El simple hecho de que él se dé cuenta del daño que me estaba causando me deja gratamente satisfecha. Pero esto dura poco. Azarosamente encuentra otros dos puntos y comienza de nuevo el martirio.

Tuesday, January 10, 2006

Sueño 252

Me apetece ir al gimnasio, a la piscina, y por eso cojo el autobús que me lleva hasta allí. Este va hasta arriba de gente, es verano y todos quieren ir a bañarse. Todo el mundo está alegre, cantan distintas canciones al unísono como la de “Soy un corazón tendido al sol”. Voy constantemente pendiente de un niño. Llegamos a nuestro destino; hay varias piscinas al aire libre llenas de gente. A mí lo que me apetece es nadar así que le digo a un monitor que se me acerca que prefiero ir a la piscina cubierta. Él me mete directamente en otro autobús haciéndome un favor ya que me llevará a una zona privilegiada. El recinto es como un parque de atracciones, hay algo parecido a una montaña rusa. En el bus está toda mi pandilla de antaño. Al entrar estoy algo cortada. El bus lleva alta velocidad. Por el camino hay un chico jugando con dos cachorros. El bus pasa por encima de ellos y deja a uno mal herido. Alguien dice que éste es el último bus que nos llevará a ese sitio. Llegamos a un lugar donde hay una enorme piscina completamente vacía de gente: es de lo más apetecible. Salgo a comentárselo al resto para que vean lo estupendo que es. Todos se ponen su bañador y ¡al agua! Yo me olvido la parte de abajo de mi bikini. La busco desesperada porque sin él no me podré bañar. Están varias amigas mías y hermanas de otras amigas. Hay una niña negra con su madre aprendiendo a nadar, de hecho hay una zona en la piscina para hacerlo pero por culpa de uno la niña se resbala y se hunde. La madre desesperada bucea buscando a su hija y yo la ayudo (pero esto dura poco). Sigo dando vueltas cerca de la piscina. Estoy increíblemente rabiosa porque me muero de ganas de bañarme. Algunas de la pandilla de antaño se ríen por no poder disfrutar como ellas, me dicen que me puedo bañar en ropa interior. Hablo con una, le digo que la verdad es que todo me da igual porque al fin y al cabo es un sueño y yo lo sé. Ella me mira con cara rara porque no se trata de un sueño. Doy vueltas y más vueltas desesperadamente buscando mi bikini. Una de mis grandes amigas no me hace mucho caso, ella lleva un bañador de natación y me lamento de no haber traído el mío. Por fin encuentro el bikini completo pero la parte de arriba está a punto de romperse porque los cordones se han convertido en finos hilos que a la mínima me quedo sin ellos. Tardo horas en poderlo poner. Llega un grupo de la Cruz Roja para sacar a todos de la piscina: es la hora de cerrar. Miro a través de una puerta con persiana: me ve la que antes se reía y le comenta a los demás de nuevo con risas que yo estoy allí detrás. Cuando ya puedo bañarme porque conseguí ponerme el bikini, no hay nadie en el agua. Me muero de rabia. He estado luchando por este momento y cuando lo logro todos desaparecen. Creo que ya no puedo bañarme. Alguien me acompaña. Se acerca un vigilante de pelo trigueño claro, con ojos grandes y saltones y de complexión fuerte. Le pido que me deje dar un bañito ya que fui la única que no lo hice. Él acepta sin reparos pero a mí ya no me apetece tanto. Quiero tirarme de cabeza pero temo que el agua esté demasiado fría y me dé un shock, y además no tiene gracia porque ya nadie se baña.

Friday, January 06, 2006

sueño 245

Mi hermana y yo estamos en un edificio donde uno se siente muy cómodo y feliz, y, sin embargo, ambas tenemos la necesidad de salir en busca de algo. En cuanto cruzo el umbral de la puerta en dirección al exterior una sensación de miedo invade mi cuerpo. Fuera hay guerra y dentro se estaba muy seguro. Miles de soldados nos apuntan con sus armas; va a ser muy difícil que sobrevivamos al ataque indiscriminado que se está librando. Creo tenerlo todo perdido cuando veo a un soldado que todavía es un niño apuntándome directamente a la cabeza. No tengo escapatoria, no me queda más remedio que pasar por su lado. Estoy aterrorizada, sé que es el fin. Cierro los ojos y avanzo de espaldas hacia él esperando el disparo. Llego a su lado y le suplico repetidas veces que no me mate: “please, don’t do it!”. Curiosamente no lo hace. Me llevo su pistola. La calle está llena de gente y no sé si son enemigos o aliados. Ninguno lleva uniforme, así que deduzco que son lo segundo. No sé qué hacer con el arma, me da vergüenza tenerla aunque nadie se sorprende de verme con ella. Pienso en deshacerme de ella, pero me doy cuenta de que quizás pueda hacerme falta más adelante.

Monday, January 02, 2006

Sueño 540

Voy con mi hermano en la parte trasera de un coche. Atravesamos una calle atestada de gente. Me fijo en un hombre alto, apuesto y vestido de negro. Me mira. Al rato vuelvo a buscar su mirada y lo veo reflejado en el cristal que se encuentra justo detrás de mí. Horrorizada compruebo que está dentro del coche, incorpóreo, sentado sobre mi hermano que duerme profundamente. Me dice: Tienes que despedirte para siempre. ¡Es la muerte! Lloro amargamente pensando que mi hermano va a morir. Sin embargo, la muerte puntualiza: No, eres tú la que tienes que despedirte de tu familia porque vas a morir. No me lo puedo creer. ¡Voy a morir y no puedo hacer nada! La muerte me explica que ya tenía que haber sido el año pasado pero que se ha decidido esperar un año más y ahora he de morir sin retrasos. Lloro y le repito una y otra vez que ¡¡no puede ser!! (Me despierto aterrorizada).